¿Por
qué la mayoría de catalanes se sienten agraviados económicamente?
Por lo que se conoce como el “expolio fiscal”.
¿Qué
es el “expolio fiscal”?
Son todos aquellos impuestos que cada año se
recaudan en Catalunya y que nunca retornan.
¿Qué
significa “retornar”?
El estado, directamente o a través de otras
administraciones, recauda los impuestos que pagamos los ciudadanos. De lo que
recauda, un parte se entrega a cada una de las CC.AA. para que desarrollen las
competencias que tienen transferidas. Este reparto se realiza en base a un
sistema de financiación de las CC.AA que fue propuesto y aprobado en su momento
por el PSOE.
La administración central utiliza el resto de ese
dinero para sufragar sus propios gastos (p.e. embajadas, ejército, Casa Real,
pagos a pensionistas etc), así como sus inversiones (AVE, aeropuertos,
carreteras, etc).
Lo que “retorna” a una C.A. es la suma de lo que el
estado entrega al gobierno autónomo para sus propios gastos e inversiones, más
la parte que se le debería imputar por la actividad que realiza la
administración central y que, lógicamente, también es en beneficio de esa C.A.
Según los estudios
de la Generalitat, el % de impuestos recaudados por el Gobierno central que no vuelven a Catalunya se sitúan siempre en torno al 40%
(periodo 1986-2014), siendo el mejor año tan “sólo” un 29% y el peor un 50%. Estas cifras pueden sorprender porque el ratio que suele utilizarse para hablar del déficit fiscal es calculándolo sobre el PIB, que es el total de renta del país y no la parte de esa renta que pagamos en impuestos. P.e. en el 2014, una vez ajustadas las balanzas para neutralizar el déficit y calculadas según el método del flujo monetario, Catalunya dejó de recibir 16.570 millones de €, cuando aportó un total de 55.949 millones de los ingresos del estado central (cuadro 9, página 14 de "Els resultats de la balança fiscal de Catalunya amb el sector públic central els anys 2013 i 2014"). Es decir, en el 2014 uno de cada tres euros recaudados en Catalunya no volvieron. O dicho de otra forma, para que Catalunya no tuviera un déficit fiscal en el 2014, los gastos e inversiones del estado central en Catalunya deberían haber sido un 42% superiores.
Por eso, cuando hablamos del déficit fiscal como un % sobre el PIB puede confundir porque hay gente que cree que ese 10-15% es sobre los impuestos pagados y puede parecerles que no es excesivo... pero viéndolo como % sobre lo recaudado es cuando más patente queda el expolio fiscal que ya de forma estructural sufre Catalunya. Imaginarnos qué infraestructuras podríamos tener si cada año las inversiones fueran un 50% superiores....
Por si pudierais pensar que en la elaboración de
estos datos la Generalitat no ha sido objetiva, el Gobierno central sólo ha
hecho estudios
similares para el 2005. Con sus datos el cálculo anterior daría un
resultado muy similar.
¿Por
qué lo que “retorna” no es exactamente igual a los impuestos recaudados en un
territorio?
Por la función redistributiva que tiene el estado.
Veamos un ejemplo:
Imaginemos un país compuesto sólo por dos personas
donde cada año, Jordi gana 110 y Pepe 90. Si ese país fuera una economía
capitalista pura y dura, cada uno de ellos se quedaría con lo ganado fruto de
su esfuerzo. En cambio, si ese país fuera comunista, todas las ganancias se
pondrían en un bote y se las repartirían a partes iguales: 110 + 90 = 200. Cada
uno al final tendría 100.
Este sistema, que es la solidaridad absoluta, tiene
un gran problema: desincentiva el esfuerzo personal. “Si acabaré teniendo lo
mismo que Pepe, ¿para qué trabajar más que él?” pensaría Jordi. Sin embargo, el
capitalismo salvaje tampoco sería correcto. Quizás Pepe se esfuerce lo mismo
que Jordi pero no gana tanto como él porque sus padres no pudieron pagarle una
mejor educación, o el terreno donde vive no es tan productivo como el de Jordi,
o simplemente por mala suerte.
Para compensar estas injusticias (y también en parte
porque a Jordi le interesa que Pepe se desarrolle y sea más rico porque así
podrá venderle sus productos), es cuando aparecen las políticas
redistributivas. Por ejemplo, Jordi le cede 5 a Pepe, quédandose al final con 105 y Pepe
con 95. La diferencia de renta entre ambos se ha acortado, pero los dos siguen
teniendo incentivos para trabajar más y mejor.
El gran problema, sin embargo, es cuando a Jordi le
obligan a dar 15 a
Pepe. En ese caso, Jordi se quedaría con 95 y Pepe con 105. Aquí es cuando Jordi, y
cualquier de nosotros en su situación, diría: “Pepe me estás robando!”.
Y esto es exactamente lo que le sucede a Catalunya
cuando después de ese “reparto” pierde posiciones frente a otras CC.AA. en el
ranking de renta per cápita. Y eso sin tener en cuenta el coste de la vida en
cada región, superior en Catalunya que en la media de España, lo cual supondría
en la práctica bajar más en dicho ranking.
¿Cuáles
son los argumentos de los que niegan la existencia del expolio fiscal?
1. La solidaridad, es decir el reparto justo de las rentas, se realiza
entre personas y no entre territorios. Si Catalunya paga más impuestos y recibe
menos, es porque es más rica.
2. En todo caso, aunque fuera entre territorios, no existen datos reales
y fiables por lo que no puede afirmarse si existe o no el expolio fiscal.
3. Como no existen datos reales o fiables, la Generalitat hace una
estimación con unas fórmulas que no son correctas. Si se aplicara el mecanismo
de cálculo correcto, la balanza fiscal no sería tan negativa y, por tanto, no
puede decirse que sea un “expolio”.
4. Si existiera esa balanza negativa, hay que tener en cuenta
que la riqueza de Catalunya es gracias a que durante años, gracias al
proteccionismo, ha dispuesto de todo el mercado español para ella. Y, por
tanto, es justo que parte de esa riqueza vuelva a España.
5. Igual sí que Catalunya tiene un déficit fiscal pero como lo puede tener Madrid, y ellos no se quejan cada día.
6. Si la Generalitat no malgastara el dinero con sus "embajadas", TV3 y todo aquello que hace para apoyar la independencia, no tendría problemas de presupuesto.
Vamos a analizar cada uno de estos puntos.
1. "La solidaridad es entre las personas, no los territorios"
O en otras palabras, los impuestos los pagan las
personas, no los territorios. Y eso es cierto. Sin embargo, muchos de los
gastos o inversiones no se realizan en las personas sino en los territorios.
Por eso, es correcto analizar las balanzas fiscales entre territorios. Tanto
como que la mayoría de países del mundo lo hacen.
Un ejemplo muy gráfico: si en el territorio pobre
ponemos autopistas gratuitas y en el territorio rico las ponemos de pago,
estaremos haciendo una gran injusticia. ¿Por qué? Porque los ricos que viven en
esos territorios pobres se estarán aprovechando al no pagar peajes, a costa de
los pobres que viven en los territorios ricos y pagan peajes.
Además, la propia Constitución
española, no en uno ni en dos sino hasta en tres artículos habla de la
“distribución de la renta regional”, “solidaridad territorial” y de “corregir
desequilibrios económicos interterritoriales”:
Artículo 40 Redistribución de la renta. Pleno empleo
- Los poderes públicos promoverán las condiciones
favorables para el progreso social y económico y para una distribución de la renta regional
y personal más equitativa…
Artículo 138 Solidaridad
e igualdad territorial
1.
El Estado garantiza la realización efectiva del principio de solidaridad,
consagrado en el artículo 2 de la Constitución, velando por el establecimiento
de un equilibrio económico, adecuado y
justo, entre las diversas partes del territorio español, y atendiendo en
particular a las circunstancias del hecho insular.
Artículo 158.2
Con
el fin de corregir desequilibrios
económicos interterritoriales y hacer efectivo el principio de solidaridad,
se constituirá un Fondo de Compensación con destino a gastos de inversión,
cuyos recursos serán distribuidos por las Cortes Generales entre las
Comunidades Autónomas y provincias, en su caso.
2. "Como no existen datos reales y fiables, no podemos saber si existe el
expolio fiscal"
Sí que existen datos reales y 100% fiables, pero
sólo los tiene el Gobierno central. Por tanto, el Estado sí que podría calcular
las balanzas fiscales como hacen la mayoría de gobiernos avanzados del mundo.
El problema es que no quieren hacerlo. De hecho, el 29 de marzo del 2011 se
aprobó una moción en el Congreso que instaba al gobierno a publicar las
balanzas fiscales. Un año y medio después todavía no se han publicado, ni está
previsto hacerlo.
En realidad, en más de 30 años de democracia sólo se
han publicado las balanzas una vez: cuando ERC obligó al PSOE a hacerlo a
cambio de su voto para gobernar en la Generalitat.
Reflexionemos un momento sobre la situación:
·
Una de las partes
denuncia la existencia de un déficit fiscal
·
La otra lo niega pero
es la única que dispone de los números y no quiere mostrarlos
¿Si fuera verdad que este déficit fiscal no existe o
que es muy pequeño, no sería más fácil publicarlos y así acabar de una vez por
todas con esta polémica?
El único argumento del gobierno para no hacerlo era
la cuestion que comentábamos en el punto anterior: como los impuestos los pagan
las personas y no los territorios, no tiene sentido calcular las balanzas
fiscales entre CC.AA.. Pero si fuera así, ¿por qué Alemania, Inglaterra o
Estados Unidos sí lo hacen? ¿O por qué la Constitución habla de la necesidad de
la solidaridad interterritorial y no se calcula si se cumple o no?
3.
"Si se aplica la fórmula correcta, el déficit fiscal catalán en
realidad no es tan elevado"
Aunque el Gobierno no quiera calcular las balanzas
fiscales, como buena parte de los datos están disponibles, la Generalitat sí
que ha realizado un análisis en profundidad.
Para hacer este cálculo existen dos métodos: Flujo
Monetario y Enfoque de Carga-Beneficio.
Flujo monetario:
·
Se basa en dónde se
recaudan realmente los ingresos y en qué territorio se producen los gastos.
·
Más simple de
calcular y, por tanto, más fiable.
·
Sirve para medir el
impacto económico generado por la actividad pública en un territorio.
Enfoque beneficio:
·
Los ingresos se
imputan en el territorio donde residen las personas que soportan los impuestos.
Y los gastos en el territorio que realmente se beneficiará de dicho gasto.
·
Mucho más difícil de
calcular y, por tanto, ofrece altas desviaciones según los criterios que se
utilicen en cada partida para imputar el ingreso o gasto a un territorio u
otro.
·
Sirve para medir el
impacto redistributivo de la actividad pública
Como se apuntaba anteriormente, sólo existen dos
análisis sobre las balanzas fiscales, el estudio del Gobierno en referencia al
2005 y el de la Generalitat focalizado en el periodo 2006-2009:
Déficit
fiscal Catalunya % sobre PIB 2005 media
2006-2009
Flujo monetario -8.7% -8.2%
Enfoque Beneficio -6.5% -5.7%
En el caso del Flujo Monetario existen series
históricas desde 1986 en las que podemos ver que el déficit fiscal ha sido
constante a lo largo de los años. Ni siquiera en la época previa a los Juegos
Olímpicos, el déficit disminuyó (otro mito que circulaba hace años).
¿Cuál
de los dos métodos es el correcto?
La principal diferencia entre ambos enfoques
proviene del grueso de la administración central que reside en la capital, pero
que en realidad trabajan para todo el estado (por ejemplo, el coste de los más
de 400.000 funcionarios que trabajan en Madrid). Con el método de Flujo
Monetario este gasto se imputaría sólo en Madrid. Con el enfoque Beneficio se
reparte entre todas las CC.AA. Es verdad que, a priori, podría parecer más
justo el segundo método, pero en ese caso no se tendría en cuenta el efecto
capitalidad.
Es decir, a pesar de que los 400.000 funcionarios
residentes en Madrid trabajan para todo el estado, no dejar de ser verdad que
todos sus salarios acaban “quedándose” también allí (compras o alquileres de
pisos, gastos corrientes en comida, ocio, etc…). La decisión de que estos
funcionarios estén en Madrid es arbitraria. Si España fuera un auténtico estado
federal podría tener, como es el caso de Alemania, sus ministerios, empresas
públicas, entidades, etc… repartidos por todo el territorio en vez de
concentrarlos en Madrid.
De esta forma, para valorar el impacto
macro-económico sobre los diferentes territorios, el enfoque aceptado de forma mayoritaria
por los economistas es el de Flujo Monetario. Buena prueba de ello es que en
otros países sólo se considera este método (lo cual nos permite, además, poder
realizar comparativos).
Además, en caso de que Catalunya se independizase el
dinero que realmente obtendría de más la Generalitat respecto lo que realmente
ya recibe es exactamente el déficit calculado según el enfoque monetario. Y eso
sí que nadie lo discute.
Es por ello que desde la Generalitat se fija el
déficit fiscal en una media del -8.2%, que es equivalente a 16.000 mios de €
que cada año no vuelven a Catalunya. Visto en % puede parecer que no es mucho,
pero recordemos que este % es sobre el PIB. En realidad y sobre los impuestos
que pagan los catalanes, implica que de cada 100 € que pagan, 43 € no vuelven.
Los economistas españoles defienden, sin embargo,
que el método de cálculo correcto es el de Beneficio y que, por tanto, el
déficit “sólo” sería de alrededor del 6%, cifra tampoco nada desdeñable. En
todo caso, esos mismos economistas indican que con este método peor es la
situación de Madrid al tener un déficit del 9%. Dos hechos deben tenerse en
cuenta, sin embargo:
- Efecto
territorialidad: la CC.AA. de
Catalunya incluye a Barcelona y también a toda la región. En cambio,
la CC.AA. de Madrid sólo incluye su área metropolitana, mientras que el
resto de la
antigua Castilla se reparte en otras dos CC.AA. Si
Barcelona fuera por sí sola una CC.AA. su déficit fiscal sería
posiblemente todavía mucho más elevado que el actual de Catalunya. Para
hacer un comparativo justo, deberíamos sumarle a Madrid las dos Castillas.
En ese caso, su déficit fiscal según el enfoque beneficio bajaría del 9%
al 4.5%, y entonces veríamos que es un 26% menor que el de Catalunya.
- Efecto
capitalidad “administrativa”: Madrid
se aprovecha de disponer de la renta que le proporcionan todos los
funcionarios de la administración central, renta que en realidad no ha
hecho nada para “merecer”, pues están allí como en el siglo XV estaban en Toledo. En un estado federal, los ministerios,
instituciones u órganos podrían estar repartidos entre diferentes ciudades
(Alemania) o centralizados en una “nueva” capital (EE.UU. o Brasil). Precisamente
es la existencia de este efecto “capitalidad” una de las razones por las
que la mayoría de países utilizan el método de cálculo de Flujo Monetario
y no de Enfoque Beneficio.
O
dicho de otra forma, si mañana Catalunya fuera independiente los nuevos
funcionarios que necesitaría para realizar las tareas que hoy realiza Madrid,
serían personas que vivirían en Catalunya, cobrarían su salario allí, pagarían
sus impuestos allí y realizarían sus gastos allí. Por eso el método correcto es
el enfoque monetario, que indica claramente dónde va a parar el dinero.
4. "Es lógico que Catalunya tenga un déficit fiscal porque es más rica
gracias al mercado cautivo que durante siglos ha tenido en España"
Primero de todo, ese mercado cautivo también lo era
para el resto de España por lo que podrían haberlo aprovechado (y muchos lo han
hecho). Además, Catalunya no tenía ninguna ventaja inicial frente al resto de
zonas, antes al contrario. Desde el siglo XVIII hasta ahora, primero con las
postas de correos y los caminos reales primero, después con el mapa de
carreteras y ferrocarriles, y finalmente con las autopistas, autovías y AVEs,
el diseño de España siempre ha sido radial, lo que ha perjudicado las
exportaciones de Catalunya hacia Europa o la cuenca mediterránea hacia el sur,
y en cambio ha favorecido el comercio de toda la península con Madrid.
En segundo lugar, no se puede hacer esta afirmación
y ya está, sino que sería necesario calcular qué transferencia de renta sería
“justa” pagar a cambio de tener acceso a este mercado cautivo. Si lo miramos en
estos términos de “transacción económica”, antes de nada debemos aceptar que el
precio justo sería el que unos están dispuestos a pagar y los otros a cobrar.
Y, en ese sentido, está claro que los catalanes consideran que el 8% sobre el
PIB es un precio exagerado.
Para ver si efectivamente es exagerado o no, hoy en
día tenemos un buen ejemplo con la UE y su mercado único, donde podemos ver
cuánto los estados más ricos o con mayor potencial económico están dispuestos a
transferir o pagar a los estados más pobres a cambio de tener acceso a sus
mercados. Y, a su vez, podemos ver por cuánto dinero estos estados más pobres,
entre ellos España, están dispuestos a abrir sus mercados a los más ricos.
Hace muy poco se han negociado los presupuestos para
la Unión Europea
2013. En esta negociación, Alemania y otros estados han defendido que nunca
debería pasar del 1% del PIB. Es decir, aunque el total de este dinero fuera
dedicado a la redistribución (p.e. en el 2012 los fondos de cohesión europeos
apenas fueron un 10% del presupuesto
total) estos Estados sólo están dispuestos a pagar el 1% del PIB (o el 0.1% si
nos atenemos a lo que efectivamente se redistribuye entre los diferentes
países) para mantener una estructura que les permite tener un mercado cautivo.
Para lo que piensen que esto es consecuencia de crisis, antes de la misma nunca
los presupuestos llegaron a superar el 1.3% o 1.4% del PIB.
Es decir, se mire como se mire es una cifra que no sostiene
ninguna comparación con el 8% de déficit fiscal de Catalunya. Además, este
déficit catalán ha sido continuo y estable durante los últimos 30 años (periodo
en el que se disponen de cifras para medirlo), mientras que en la UE los
estados tienen totalmente asumido que la filosofía de los fondos
redistributivos o de cohesión es que con el tiempo vayan reduciéndose hasta
desaparecer.
¿Cuál
debería ser entonces el déficit fiscal correcto?
Hay varias formas de aproximarse. Por un lado tenemos
la utilizada en Alemania donde por ley se ha regulado exactamente cuál debe ser
el nivel de solidaridad interterritorial. En 1999, los landers más ricos que se
sentían igual de perjudicados que Catalunya denunciaron la situación al Tribunal
Constitucional que efectivamente dictaminó que la situación sobrepasaba lo
“justo” y que el legislador debía redactar una nueva ley con unos principios
claros, suficientemente desarrollados
y acordes con las direcciones constitucionales.
Estos principios se discutieron y acordaron de tal
forma que:
·
Un Land pobre cuya
capacidad financiera por número de habitantes esté entre el 70 o 90 por ciento
de la media debe nivelarse, mediante la transferencia de los Länder ricos,
hasta el 91 o 96 por ciento, respectivamente. Correlativamente, un Land rico cuya
capacidad financiera por habitante supera entre el 110 o 130 por ciento de la
media, tras la nivelación interregional, su capacidad financiera quedaría en el
104 o 109 respectivamente.
Capacidad financiera es igual al presupuesto
disponible dividido por el nº de habitantes. En la práctica y viendo estos
números en % sobre el PIB, implica que en el peor de los casos el déficit
fiscal nunca puede sobrepasar el 4%, es decir como mucho la mitad del déficit
fiscal de Catalunya.
Independientemente de los métodos de cálculo
utilizados y de la valoración de si el 8% es mucho o poco, Catalunya lleva años
reclamando que es necesario realizar un debate sobre este tema pero España de
forma sistemática se ha negado. Esto, por si sólo, ya supone una buena prueba de
quién defiende una postura justa o no.
Esta discusión sobre cuál es el nivel de solidaridad
idóneo debería realizarse en un doble sentido: que fuera justo pero óptimo a la vez. Justo para que los
que disponen de menor riqueza. Y óptimo para que, por un lado, no se convierta
en un elemento desincentivador para ambos lados y, por otro, que no merme el
potencial de desarrollo de los que disponen de mayor riqueza (incluso por el
propio interés de las regiones más pobres porque así se aseguran que en el
futuro podrán seguir recibiendo ayuda).
En general, hay un principio que la mayoría de
economistas aceptan como criterio para fijar, si no el nivel de solidaridad
óptimo, al menos el límite máximo para no ser injustos, y es el principio de la ordinalidad. Es decir,
que después de hacer el “reparto” ningún territorio, lander, región o comunidad
autónoma, pierda posiciones en el ranking de renta per cápita.
Este es el criterio que introdujo el nuevo Estatut
del 2006 pero que la sentencia del Tribunal Constitucional declaró
inconstitucional (ver Fundamento
Jurídico nº 118.C)
básicamente con dos argumentos:
- Porque sería violar el principio de solidaridad
de la Constitución
- Porque con este principio algunas CC.AA. no
podrían asegurar el cumplimiento de sus servicios mínimos
En relación al primero, el TC obvió hacer ninguna
reflexión sobre si el principio de solidaridad debe tener algún límite como
veíamos al inicio de este apartado o como, por ejemplo, analizó el TC alemán.
En relación al segundo, el TC no encargó ningún
estudio económico para realizar un análisis en ese sentido por lo que, en todo
caso, su afirmación es totalmente libre e infundada, aunque pudiera ser cierta
en sí misma! En ese sentido, lo que hubiera sido estimable es que, al igual que
hizo el TC alemán, dictaminara que sería necesario realizar un estudio en
profundidad para determinar los principios de solidaridad y los criterios
correctos necesarios y que, como consecuencia de dicho estudio, se legislara
para dejarlo lo más cerrado posible. Precisamente, lo que Catalunya lleva años
demandando.
El otro gran criterio que fijaba el nuevo Estatut de
Catalunya era que, para compensar el déficit de inversiones sufrido durante los
últimos 30 años, durante 7 años al menos se asegurara que las inversiones del
estado en Catalunya representaran el % de PIB de esta C.A. sobre el total PIB
español. En el mismo FJ 118.C
el TC también declaró inconstitucional este precepto por incumplir el principio
de solidaridad y también el de coordinación de las políticas de
infraestructuras que son responsabilida de la administración central.
No puede negarse que efectivamente este artículo del
Estatut implica una bilateralidad con el estado que difícilmente será aceptada
nunca por el Gobierno y demás CC.AA., pero no deja de ser una muestra clara de
que la gran discusión pendiente en relación a las balanzas y déficit fiscal es
cómo el Estado determina sus inversiones en cada una de las regiones.
En relación a este punto, son múltiples los estudios
realizados desde Catalunya demostrando que la inversión del estado en esta C.A.
de forma continua siempre está a niveles muy inferiores no sólo a la absorción
del PIB sino a la de la
población. Además, en esos estudios se constata que el dato
real viendo finalmente la inversión ejecutada es todavía peor. Es decir, se
presupuesta poco y se ejecuta menos.
¿Entonces
es un “mito” inventado por los catalanes su supuesto expolio fiscal?
Desde el otro lado, en cambio, los estudios adolecen
de datos y profundidad. Sólo para que sirva de ejemplo, el “gran” análisis
encargado por la FAES para desmitificar la existencia del expolio fiscal en
Catalunya, en su primer capítulo de los cuatro que dispone, en 24 páginas
enteras sólo aparece un solo número y que en realidad hace referencia al 15%
del traspaso del IRPF. ¿Es serio que en un análisis que pretende demostrar la
inexistencia de un déficit fiscal, cuestión absolutamente económica, empiece y
dedique una cuarta parte de su estudio a una reflexión en la que no se aporta
ni un solo dato?
El resto de capítulos tampoco desmerecen a cuanto a
su aportación, pues en dos de ellos se acaba reconociendo que efectivamente
existe un déficit fiscal pero que “apenas es un poco mayor” del peor estado de
EE.UU. Si tuviéramos tiempo, también explicaríamos que incluso esta reflexión
no es correcta porque realiza asunciones falsas para llegar a esas
conclusiones…
Quizás a destacar el realizado por Angel de la Fuente que posteriormente recibió el encargo del Gobierno para realizar un análisis sobre las balanzas fiscales entre CC.AA.
- El primero de sus principales argumentos para
negar el expolio fiscal es que “La tesis del expolio sin parangón resulta
en principio poco plausible porque ni el sistema impositivo y de
protección social español ni nuestro modelo de financiación territorial
difieren de los existentes en los países de nuestro entorno de una forma
que haga presagiar un especial maltrato fiscal a Cataluña”, olvidándose
totalmente de que buena parte de las política sociales (educación y
sanidad entre otras) son responsabilidad de las CC.AA. y que, por tanto,
según la disponibilidad de sus presupuestos se pueden ejercer a un nivel
de calidad u otro. Sin olvidar también que las “actuaciones de carácter
económico” (es decir, las políticas de inversiones, infraestructuras,
industria, comercio, etc…, una de las principales reclamaciones de
Catalunya), pueden ser totalmente discrimantes, representando p.e. en el
2011 más del 10% del presupuesto (32.680 mios de € sobre presupuesto de
315.991 €).
- Su segundo argumento es que al comparar el
déficit fiscal catalán con el de los estados norteamericanos “Una vez se
corrige por la diferencia de tamaño entre las Administraciones Centrales
española y norteamericana, la situación catalana no tiene nada de
extraordinario”. Esta corrección de tamaño viene dada porque al no tener
EE.UU. sanidad pública, el presupuesto del estado es menor y, por tanto,
es lógico que los déficits interterritoriales sean menores. De esta forma,
aunque el peor de los estados Connecticut con -6% “se mantiene siempre por
debajo de su homólogo catalán” no le merece ninguna pena.
- El propio autor concluye que “También es cierto
que la inversión pública de la Administración Central
española ha sido más redistributiva de lo que hubiera sido razonable
durante las últimas décadas”. Es decir, él mismo admite que hay un déficit
fiscal más allá de lo razonable…
- Por si fuera poco también indica que “Todo
apunta a que en el caso de las regiones relativamente ricas de los países
avanzados, Cataluña seguramente está más cerca de la regla que de la
excepción”. En otras palabras, aún comparando a Catalunya con los más
perjudicados, sigue teniendo déficits superiores a las regiones más ricas.
Déficit que De la Fuente valora como poco excepcional sin que en ningún
caso explique en base a qué criterio lo hace.
Como se ve, sus apreciaciones tienen siempre cierta ligereza en las conclusiones, destilando más opiniones ideológicas que no económicas. Este mismo "estilo", por decirlo de alguna forma, se observa en el estudio de las "Cuentas Públicas Territorializadas" que realizó por encargo del Ministerio de Hacienda. Simplemente como ejemplo, mencionar criterios que literalmente utiliza para realizar diversas asunciones para asignar un gasto a una Comunidad Autónoma u otra: "más o menos" o algunos fantásticos "a ojo"...
En los últimos tiempos, otro paladín del mito del expolio fiscal, el ex ministro socialista Borrell, publicó el libro, o más bien panfleto, "Las cuentas y cuentos de la independencia". Y digo panfleto porque en lo relativo al cálculo del déficit fiscal, directamente no neutraliza las cuentas, un error de bulto que obviamente alguien de tan alta capacidad intelectual no puede realizar a no ser que sea con mala fe:
- Si el estado recauda 100 y se endeuda en 20, puede gastar 120. Si en Catalunya ha recaudado 25 e invierte 25, según Borrell no hay déficit fiscal. Se olvida el economista que en resto de España se habrá recaudado 75 y se habrá invertido 95. La pregunta es: ¿quién pagará por esos 20 extras? Y la respuesta es: entre todos, también Catalunya. Si tuviéramos en cuenta la parte que, antes o después, Catalunya acabará pagando es obvio que tendría un déficit fiscal, justo por esa cantidad).
5. "Y en todo caso, Madrid siempre tiene mayor déficit fiscal que Catalunya y no están todo el día quejándose"
Efectivamente Madrid tiene un déficit fiscal similar a Catalunya pero:
- No ha sido siempre así. La serie histórica demuestra que Catalunya siempre siempre siempre ha tenido déficit fiscal.
- Madrid tiene el efecto capitalidad económica en relación al pago del Impuesto de Sociedades de todas las empresas radicadas allí (la inmensa mayoría del IBEX 35 p.e.) aunque su actividad esté repartida por todo el territorio
- Madrid tiene el efecto capitalidad administrativa: los cientos de miles de funcionarios del estado que, al tener centralizado en la capital todos los organismos, viven, cobran y gastan en Madrid, una renta que en realidad de nuevo se genera en todo el estado.
- Y finalmente un efecto que nunca se comenta y que es obvio: si al déficit fiscal de Madrid le sumáramos el superávit de las dos Castillas, los números serían muy diferentes.
6. "Si la Generalitat no malgastara el dinero con sus embajadas, TV3 y otros dispendios inútiles para apoyar la independencia, no tendría problemas de presupuesto"
La mayoría de españoles creen que sólo Catalunya
tiene “embajadas” cuando en realidad todas las CC.AA. tienen oficinas en el exterior.
En realidad estas mal llamadas “embajadas” son
delegaciones comerciales cuyo principal objetivo es promover las exportaciones y relaciones empresariales entre ambos territorios. Por eso una buena forma de analizar su correcto funcionamiento es viendo un ratio muy sencillo: nivel de exportaciones por cada delegación comercial en el exterior.
En concreto Catalunya tiene una delegación por cada 1.018
millones de € que exporta, igual que la media de todas las CC.AA.
(1.002 mios € x delegación) según datos
delegaciones informe PSOE 2010 y datos
exportaciones estadísticas CC.AA.. Hasta 8 comunidades
autónomas tienen un ratio peor que el de Catalunya. Es decir, en relación a su nivel de exportaciones tienen más delegaciones de las que les "tocaría". Por tanto, las CC.AA. a las que se les podría reprochar malgastar el dinero sería a esas ocho y nunca a Catalunya.
Otra prueba de que estas "embajadas" deberían ser una buena inversión, no sólo para Catalunya sino para cualquier comunidad autónoma es que, exceptuando Murcia y Asturias que con un número elevado de ellas sus exportaciones siguen siendo bajas, las seis
CC.AA. que exportan más tienen entre el doble y el triple de
delegaciones comerciales que las que exportan menos.
Por tanto, la pregunta pertinente sería ¿por qué no invertimos en tener más delegaciones y en hacer que funcionen todavía mejor?
En relación al coste de TV3, la única fuente que aporta datos
comparativos de las diferentes televisiones públicas autonómicas es el informe
que cada año Deloitte realiza para UTECA (asociación de televisiones privadas
de España). En la presentación
del informe del 2009,
el último disponible, el coste neto por hogar en Catalunya es inferior al del
País Vasco, Andalucía, Valencia, Baleares y Aragón y muy cercano a la media
española. En realidad, entre todas las televisiones que emiten en lenguas
diferentes al castellano tan sólo la de Galicia resulta más barata que TV3. Y eso en
términos de por hogar, si el cálculo se realizase sobre PIB la situación en el
ranking todavía sería más favorable para Catalunya.
Además, buena parte del sentido de disponer de una TV
autonómica es para defender y promover el uso de una lengua propia, de tal
forma que quizás la pregunta más correcta sería:
¿Qué sentido tiene que comunidades cuyas televisiones autonómicas
emiten en castellano como Andalucía (121 €/hogar) o Aragón (145 €/hogar) gasten
más que Catalunya (114 €/hogar) en su TV autonómica?
¿O por qué comunidades como Murcia (110 €/hogar), Castilla la
Mancha (104 €/hogar) o Canarias (96 €/hogar), que no tienen ninguna necesidad
de promover su lengua propia en cuanto no tienen, su cadena autonómica tiene un
gasto muy similar al de TV3?