Años
1618-1659
Se inicia en Europa la Guerra de los 30 Años. Aunque
al inicio es un conflicto religioso acaba siendo un auténtica guerra para ver
quién controla Europa. Por eso España también interviene para salvaguardar sus
intereses. El Conde Duque de Olivares, valido de Felipe IV rey de España,
proclama la Unión de Armas para intentar que los reinos que componen el imperio
contribuyan a pagar los gastos militares de sus campañas. Castilla primero y Aragón,
Valencia, los Estados Italianos y los Países Bajos después, aunque todos éstos en
menor cuantía, aceptan sufragar los gastos militares. Catalunya y Portugal, sin
embargo, haciendo valer los derechos constatados en sus leyes y que el rey ha
jurado respetar, se niegan. “La crida” para contribuir, con dinero, armas o
soldados, a la guerra es una potestad de las Corts Catalanes, otra buena prueba
del nivel de independencia de Catalunya.
La guerra continua a lo largo de dos décadas y las
tensiones entre Catalunya y el Conde Duque de Olivares se acrecentan a medida
que el rey se va quedando sin recursos. Catalunya no sólo se niega a dotar de
dinero y soldados al ejército, sino que además no acepta darles acogida en sus
pueblos y casas cuando el conflicto entre España y Francia se traslada al
territorio de Catalunya.
En 1640 la tensión llega a su máximo, al estar los
campesinos catalanes hartos de los abusos de la soldadesca castellana,
alzándose contra ellos en la conocida “Revolta dels Segadors”. La chispa es el
degollamiento de un noble catalán en su propia capilla al negarse a abrir las
puertas de su casa a los soldados del rey. Su nombre era Antoni de Fluvià (curiosamente
mi familia desciende de él) y aparece en la letra originaria
del Cant dels Segadors, el himno nacional de Catalunya (aunque lo hace bajo
otro nombre, Lluís de Furrià, debido a su deformación por la transmisión oral
de la canción).
Catalunya se ha visto inmersa en una guerra entre
Francia y España en la que no tiene nada que ganar y mucho que perder (en
concreto que el Conde Duque de Olivares acabe imponiendo su centralismo). Por
eso Pau Claris, presidente de la Generalitat, ofrece al Cardenal Richelieu
apoyar al ejército francés contra Felipe IV, a cambio de la protección de
Francia para proclamar la República Catalana. Es el Pacto de Ceret.
Así, el 17 de Enero de 1641 el Consell de Cent,
órgano gobernante de Barcelona, declara la República Catalana
bajo la protección de Francia. La Guerra entre el ejército castellano y el
catalano-francés dura diez años hasta que Barcelona capitula en 1652 tras un
año de asedio. Es el primer intento de los catalanes para separarse de España, antes
incluso de que la unión política se hubiera consolidado.
En 1659 los reyes de Francia y España firman el
Tratado de los Pirineos para cerrar definitivamente el conflicto. Ante la
indignación de los catalanes, España cede a Francia el 30% del territorio de
Catalunya: los condados de Rosselló y parte de la Cerdanya, que durante 600
años habían sido dominios del Conde de Barcelona. Durante 60 años estos
territorios se resisten pero finalmente acaban siendo dominados por los franceses
(en la actualidad son varios los municipios franceses de esas comarcas, como Font
Romeu o Eina, que han aprobado en sus plenos unirse de nuevo a Catalunya).
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