Para ver si Catalunya como estado libre sería
económicamente viable, debemos ver cuáles serían tanto los ingresos adicionales
que obtendría como los gastos necesarios para desarrollar las funciones propias
que hasta hoy lleva a cabo el Estado español (justicia, defensa, política
exterior, etc).
Bosch y Espasa han desarrollado este análisis (Informe Bosch
de Catdem), partiendo de los datos disponibles en el estudio de la
Generalitat, Resultats
de la balança fiscal de Catalunya amb el sector públic central 2006-2009. Para
ello han partido de una gran asunción: la presión fiscal, el nivel y tipo de
inversión y gasto, y la estructura básica de estado se mantendrían o
replicarían en la
nueva Catalunya (p.e. si España tiene un ejército, Catalunya
también lo tendría).
En el análisis, han revisado uno a uno los capítulos
de gasto de la administración central y, en cada caso, han elaborado hipótesis
de cómo dicho gasto se desarrollaría en el nuevo escenario. Aunque todas ellas
resultan coherentes, hay tres hipótesis que pueden ser discutibles: Defensa, Exteriores
y Deuda pública.
1) Defensa y Exteriores:
Bosch
y Espasa asumen que en una Catalunya independiente el gasto en estos dos
capítulos mantendría la misma proporción que el gasto per cápita del estado
español (enfoque beneficio). Es decir, con un mismo gasto por cápita pero menos
habitantes el presupuesto total sería menor. Por tanto, menos Embajadas y más
pequeñas. O un ejército más pequeño.
En
el caso de Defensa, posiblemente el criterio más correcto para fijar el
presupuesto necesario no sería el nº de habitantes sino la “cantidad” y
“calidad” de territorio a defender: a más territorio, mayor necesidad de gasto
en Defensa. O a más exposición geoestratégica, mayor necesidad de gasto en
Defensa. En el caso de Exteriores, más que un criterio de este tipo sería una
decisión política.
Si
comparamos el gasto
en Defensa como % del PIB de diferentes países del mundo similares a
Catalunya en nº de habitantes y/o superficie, encontramos a Bélgica (1.3%),
Dinamarca (1.3%), Rep. Checa (1.1%), Irlanda (0.9%) o Austria (0.8%). España actualmente
tiene un gasto del 1.2%, mientras que con las hipótesis de Bosch y Espasa el
presupuesto para Catalunya sería de 1300-1400 mios €, aproxidamente un 0.7% del
PIB, no muy alejado por tanto de la muestra que hemos visto.
Dicho
esto, si asumimos que la OTAN en cuestiones de Defensa y la UE en relación a Exteriores,
precisamente lo que han aportado a sus países miembros es la posibilidad de
generar economías de escala por compartir “servicios”, entonces sí que puede
tener sentido asumir las hipótesis del análisis.
En
todo caso, sería responsabilidad del nuevo estado catalán decidir qué políticas
quiere ejercer en Defensa y Exteriores y, por tanto, cuál sería su nivel de
gasto. La ventaja, nada desdeñable, de crear un estado en muchas cuestiones es
que permite diseñar desde cero las estructuras necesarias y ser así muchísimo
más eficiente que aquellos países que arrastran
2) Deuda pública (amortizaciones e intereses anuales que debería absorber la hacienda
catalana):
Las
autoras asumen que la parte de la deuda pública correspondiente a Catalunya
sería el % correspondiente a la inversión y gasto del estado en ese territorio
según el enfoque de flujo monetario (lo realmente invertido y gastado). Es
decir, alrededor de un 8%, muy por debajo del % de población que representa
Catalunya (16%) o el PIB (19%). La diferencia se debe, precisamente, al famoso
déficit fiscal catalán. Esta hipótesis sería lógica si el reparto de la deuda
se realizara en base a términos económicos e implicaría asumir que toda la
solidaridad realizada hasta el momento por Catalunya hacia el resto del Estado
y que todavía está pendiente de pago quedaría anulada, por decirlo de alguna
forma.
Sin
embargo, esta asunción es irreal. Como hemos visto en el mito nº 3, si la
separación no se realiza de forma amistosa Catalunya no tendría porqué asumir
ni un solo euro de la deuda española. Y si se realiza de forma pactada,
entonces siempre sería resultado de una negociación. En este último caso, el
Gobierno central nunca aceptaría hacer el reparto en base a la clave de lo
realmente invertido y gastado, propuesta de este estudio, sino que posiblemente
estaríamos en % que como poco partirían del peso de la población (16%) y como
mucho llegarían a la proporción del PIB catalán sobre el español (19%).
Si asumimos todas las hipótesis del estudio,
incluidas las de defensa y exteriores, pero modificamos las estimaciones en relación
al gasto de la deuda pública por el peor de los escenarios (19% de absorción
que implicaría sumar otros 1600 mios € a la partida de deuda), el resultado
sería que en el periodo 2006-2009, años de estudio, en el mejor de los años la
Generalitat obtendría unos recursos adicionales de 19.400 mios € y, en el peor,
un déficit de 700 mios €..
El año de déficit corresponde al 2009 cuando la
administración central, debido a la crisis, tuvo un déficit del 9.3% sobre el
PIB. En ese año, el déficit de la Generalitat fue del 2.4%
del PIB. Si le sumáramos esos 700 mios (0.4% s/PIB), más una estimación de 0.6%
correspondiente a los ayuntamientos, tendríamos que en el peor año en términos
de déficit para España, Catalunya sólo hubiera tenido un déficit del -3.4%
cuando el total español fue del 12%.
Para ver el escenario final, todavía deberíamos
sumarle la situación de la caja de la Seguridad Social. En
el “mito nº 6”
se analiza este tema y allí veremos que el déficit catalán en este punto
hubiera sido del -0.7%, dando un total del -4.1%, todavía muy lejos del -11% de
España (dato incluyendo la
Seguridad Social ).
Además, en cuanto volviera el crecimiento y la
reactivación económica, Catalunya siendo un Estado independiente podría obtener
recursos adicionales por valor de más de 20.000 mios de € (suma de los 19.400
mios anteriores junto con el previsible superávit de la Seguridad Social ),
lo que significa un 10% de su PIB anual. Es decir y para que sirva sólo como
ejemplo, con este superávit en dos años se podría pagar todo el corredor
mediterráneo, no sólo la parte catalana sino también la del resto de España!
Estos números tan positivos son resultado de tres
efectos:
1) Obviamente el déficit fiscal de Catalunya con España
2) La pérdida de economías de escala se daría en conceptos en los que,
precisamente por esa razón, existen organismos internacionales que los
compensan (los ya comentados de Defensa y Exteriores con la OTAN y la UE).
3) La eliminación de duplicidades que actualmente se dan entre la
administración central y la autonómica (sanidad, cultura y educación), o
coordinaciones estatales que ahora ya no serían necesarias (diputaciones
provinciales).
Otra forma de mirar los datos sería viendo cuál
sería el peso total del gasto público de una Catalunya independiente sobre el
PIB y compararlo con los países europeos. Con las hipótesis del informe Bosch,
este % para Catalunya sería del 39%, el más bajo de toda la UE-15. Si le sumaramos
la partida adicional para la deuda calculada anteriormente, todavía no llegaría
al 40%, tres puntos por debajo del siguiente país Luxemburgo (43%) y muy lejos
de países como Francia (57%), Austria (53%), Alemania (48%), o la propia España con
(46%), aunque en este caso al perder su superávit fiscal con Catalunya el % se
incrementaría directamente en 2 puntos (cálculo realizado asumiendo que el
déficit fiscal del 8% con Catalunya, un 1.5% sobre el PIB español, se aplicaría
sobre el nuevo PIB de España que no incluiría el PIB catalán).
Los únicos economistas españoles que han realizado
algún análisis similar en este sentido son De La Fuente y de nuevo Rodríguez
Mora, pero con mucha menor profundidad que Bosch y Espasa (artículo El País El
cuento de la lechera). Principales diferencias entre ambos estudios:
1) De La Fuente-Rodríguez aplican siempre el criterio de enfoque
beneficio sin realizar ninguna correción, por lo que no tienen en cuenta los
ahorros provocados por la eliminación de duplicidades (sanidad, cultura y
educación).
2) En cambio sí que calculan un sobrecoste del 25% por pérdida de economías
de escala (6.435 mios €) pero no explican cómo llegan a esta cifra.
3) De nuevo sin explicar en qué se basan para estimar estos porcentajes,
asumen que la
Agencia Tributaria catalan perdería un 5% de la recaudación
por ineficiencias y la
Seguridad Social un 1%.
A pesar de todo esto, según sus cálculos Catalunya
seguiría obteniendo un beneficio extra de 8.200 mios € (4.2% del PIB), cifra
nada despreciable pues sigue estando por encima del 4% que recomendó el
Tribunal Supremo alemán como límite máximo al déficit fiscal de una región!
Aparte de todo esto, cabe recordar que todo el gasto
extra que debería hacer la Generalitat para disponer de sus propias estructuras
de estado serían inversiones que se realizarían en Catalunya y contrataciones
de nuevos funcionarios que serían catalanes. Es decir, más trabajo, más
ingresos en IRPF y Seguridad Social, menos paro, menos gastos por seguro del
desempleo, mayor PIB…
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