Carlos II, descendiente de los Reyes Católicos,
murió en 1700 sin hijos. Entonces se inició una guerra entre los dos pretendientes
a la corona:
- Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV (el rey Sol francés)
- Archiduque Carlos, hermano de Jose I de
Habsburgo (emperador del Sacro Imperio Romano Germánico)
Aunque al inicio Catalunya apoyó a Felipe, en 1705 firmó
el Pacto de Génova con los ingleses, aliados del archiduque, por el cual los catalanes
darían apoyo con ejércitos y armas a la Gran Alianza en contra del Borbón, mientras los ingleses
se comprometían a que su candidato respetaría las leyes catalanas.
En 1711 el escenario cambió absolutamente. El hermano
del archiduque, el emperador Jose I, moría inesperadamente y sin descendencia,
por lo que Carlos se convertía por sorpresa en heredero de un gran imperio.
Ante esta nueva situación los ingleses constataron que
la alternativa de que España y el imperio germánico se unieran bajo la única corona
del archiduque Carlos era tan poco deseable como la alianza entre Francia y
España. Por eso negociaron con Luis XIV, aceptando a Felipe V como rey de
España a cambio del compromiso de que ambos reinos nunca se unificarían bajo un
único monarca. Este gran acuerdo se formalizó en el Tratado de Utrecht en el
que no dejaron participar a los catalanes.
Si esta guerra hubiera sido sólo por la sucesión a
la corona de España -como dicen los españoles que defienden que Catalunya nunca
ha sido una nación- en ese mismo momento debería haber finalizado. Sin embargo,
los catalanes, a pesar de no tener a ningún rey a quien defender, siguieron
luchando un año más. ¿Por quién o por qué lo hicieron entonces?
Para saber la verdad no hay ninguna fuente más
objetiva que el propio documento en el que las Cortes Catalanas de aquel
momento oficializaron su decisión de no aceptar el Tratado de Utrech y
continuar luchando. Reunidos en julio de 1713 los tres estamentos,
eclesiásticos, nobles y ciudadanos, que formaban los “braços” de la
Generalitat, las cortes que se reunían en Barcelona en época de crisis, decidieron
por mayoría no rendirse y el 9 de julio de 1713 editaban “la crida” (la
llamada) conforme el gobierno solicitaba a todos los ciudadanos de Catalunya en
edad de luchar que se unieran al ejército catalán:
“Havent
los Braços Generals, lo die 6 del corrent mes aconsellat a est consistori
resolgués defensar les Llibertats, Privilegis y Prerogativas dels Catalans, que
nostres Antecessors à costa de sa sanch gloriasament alcansaren, lo die 9 del
corrent manarem fer la Crida pública per nostre defensa”.
(“Estando
reunidos los Brazos Generales el día 6 del mes corriente, aconsejan a este consistorio
que resuelva defender las Libertades, Privilegios y Prerogativas de los
Catalanes, que nuestros Antecesores a costa de su sangre gloriosamente
consiguieron, por lo que el día 9 del corriente ordenaremos hacer la Llamada
pública para nuestra defensa”)
Es decir, las Cortes Catalanas, incluidos los
representantes de los ciudadanos, habían decidido por mayoría defender, no los
derechos del Archiduque Carlos, sino los suyos propios, los derechos de los
catalanes. Es decir, sus leyes y, por tanto, su independencia.
Hemos repasado así los principales hitos o mitos de
la historia de Catalunya en los que muchos españoles se basan para afirmar que
nunca ha sido una nación. Pero, posiblemente, más relevante que lo comentado
hasta ahora es lo que explicaremos a continuación: los hechos históricos en los
que la mayoría de catalanes se basan para defender que Catalunya realmente sí es una
nación.
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